El asunto es que la semana pasada, en mi columna semanal en Genbeta Social Media, hubo un problema al publicar la misma. Estaba programada para las 21:15 del miércoles 28 de marzo y así se lanzó el tweet que acompaña habitualmente nuestras publicaciones para ayudar a su difusión. Pero sucedió una cosa: el enlace que se generó estaba roto. Nunca llegó a estar visible el contenido de la columna, por lo que nunca nadie pudo leer de qué iba.
Entonces, se me ocurrió fijarme en si alguien lo había tuiteado. Y cuál fue mi sorpresa cuando vi que cinco o seis personas ya lo habían difundido tan solo dos horas después de publicarlo. Pero, ¡si no había contenido! ¡No se veía nada! “Vale, serán bots que publican automáticamente cada nuevo post de Genbeta Social Media”, pensé.
Me fui a dormir y durante la mañana siguiente comprobé que el enlace seguía roto y, por lo tanto, el artículo aún no lo podía haber leído nadie. Entonces, obviamente y tras lo sucedido la noche anterior, volví a monitorizar todos los tweets que habían publicado el post: ¡ya había 31! Varios eran de “personas humanas” (sic) y, lo mejor de todo, es que alguno de ellos decía: “muy interesante”, “+1” o chorradas por el estilo. Supongo que les habría parecido muy interesante el título (lo cual les agradezco enormemente) pero uno no se curra un edificio completo para que le valoren solamente el tejado.
Si no, me haría llamar titulista y no columnista. Oye, que a lo mejor hay que especializarse en eso y es donde está el negocio:
– Vendo títulos para artículos de Social Media – les diría a mi círculo cercano.
– ¿A cómo salen? – me contestaría alguien interesado en ello.
– Si coges de los normales, a cinco euros cada uno. Si son de los impactantes, diez. Los sensacionalistas 15, y los hollywoodienses los estoy vendiendo a 20 euros pero me los quitan de las manos – le comentaría los precios
– Dame uno de cada para probar
– Toma, son 50 euros. Los hollywoodienses tienen garantía: aunque nadie haga clic sobre el enlace o aguante más de diez segundos en el post, no bajan de 50 retweets y 30 menciones. Si no llegan, te lo “descambio”. Directo al “influencerismo”, colega.
Que sí, que ya sabemos que estamos todos muy liados como para leernos todo lo que nos llega pero tenemos que hacernos los interesantes y crecer en followers. Eso sí, luego no podemos quejarnos si nos pillan.
Oye, y que todos lo hemos hecho alguna vez, ¿eh? Esto es como robar un llavero, un pin o alguna cosa así cuando ibas de excursión de pequeño: el que no lo haya hecho, él se lo pierde. Pero éramos jóvenes e inexpertos. Yo, al menos, fui sincero y lo dije en voz alta aquí: Lo reconozco: he “retuiteado” algo leyéndome sólo el titular. Pero ya no lo hago. Por si me pillan en alguna de éstas.
Me parece divertidísimo. También me parece lógico, ¿cuántos post de eminentes expertos indican una serie de pautas automáticas para ser relevante, influyente o “superente”? Y así vamos. En realidad no empleamos las redes como manejamos una conversación normal. Esto que cuentas sería como si en una reunión de amigos fueses preparado para meter ciertas cuñas en los diálogos independientemente si la conversación surge en torno al futbol o la última exposición del MOMA. Hablar por hablar.
Quizá tengamos que pensar en que las redes sociales sirven para relacionarse y no para ver quien tiene más cromos.
Tras leerme tu genial post, me permitiré, y creo que me permitirás, twuitearlo.
Saludos Eduardo y ehorabuena por el experimento.
Muchas gracias, Javier. Permitido, por supuesto ;)
Un saludo.
Pues yo tambien lo tuiteo… después de habérmelo leído, claro :). Yo automatizo mucho, pero porque el tiempo no me permite hacerlo todo a mano pero creo que a partir de ahora volveré a la “artesanía”
Cada maestrillo tiene su librillo… mientras se lo haya leído, ¿no, arol1313? ;)
¡Saludos!
Eduardo, me ha encantado tu reflexión y el tono de humor e ironía que lechas dado. Tienes más razón que un santo (confeso) y de hecho me he empezado a enrollar tanto en el comentario que te hacía que lo he hecho post en “Para compartir contenido de valor, empieza por leer lo que retuiteas” en http://en1000palabras.blogspot.com en el que te he citado; espero que si lo lees sea de tu agrado ;) En todo caso, a veces nos falta paramos a planificar qué nos interesa, qué transmitimos con lo que retuiteamos, qué queremos transmitir, acordarnos que a veces menos (retuits, pero de calidad), es más… Vamos, sentido común… Y tiempo para seleccionar realmente.
@CeluaRW
Muchas gracias, @CeliaRW. Tu post es también muy interesante… y muy acertado lo del sentido común.
Besos ;)
Gracias de vuelta, un placer que me inspires :)
¡Genial tu post! Al final va a ser verdad q el negocio esta en los titulares. Por si acaso, ¿el kilo de entradillas a como lo vendes? ;-)
Hola Eduardo: Divertidísimo tu post, tienes toda la razón, en general la gente retwitea de forma compulsiva pensando que van a conseguir un trending topics, esta pasando como en su época con los Ppt de chistes y similares que se enviaban por email, te llegaban una y otra vez desde las mas distintas fuentes sin sentido alguno, aun no se han dado cuenta que lo importante es la calidad del contenido, y si ademas es original y oportuno mejor que mejor. Te envío un fuerte abrazo
http://www.juanurrios.com
¡La época de esos mails fue horrorosa! Creo que aún tengo un correo que abro cada uno o dos meses y aún me siguen llegando de ésos. Un abrazo, Juan, y gracias por tu comentario :)
Nunca me ha pasado, mi comunidad es pequeña, pero aun siendo grande, no puede pasar. Yo leo antes de twitter. El tiempo de mis followers es tan valioso o mas, que el mio mismo.
Aún quedan románticos, bromerito. Ojalá se extndiera más esa costumbre. Un saludo :)
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