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Reflexiones

Pequeños demonios

Publicado el 22 julio, 2020

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– Disfrútalo – le dijo Pepi al salir de casa mientras le acariciaba la mejilla y le daba un beso en la frente.

Un nudo en la garganta no le dejó contestar.

Apenas levantaba un metro y medio del suelo, como si hubiera de encarnar en sí aquella generación de hombres que vivieron una guerra y una posguerra y tuvieron que ingeniárselas para poder comer una vez al día. Y aquel día parecía incluso más pequeño.

Paseó, como cada mañana, esos veinte minutos que le costaba -nunca mejor dicho, en esta ocasión- llegar desde su casa al colegio. Sus andares eran lentos, su paso indeterminado, sus pies se arrastraban, su mirada se clavaba en el suelo. Hizo un par de ademanes de dar media vuelta y retroceder. 

Si es cierto aquello de que el medio imprime el carácter, era nuestro maestro el vivo ejemplo de la Castilla más pura: pelo siempre encrespado, semblante enjuto, cejas pobladas, pómulos salientes, silencio solemne en sus andares y aridez en un carácter que parecía cambiar cuando cruzaba el umbral de su aula cada mañana.

De formas en ocasiones -¡cómo no!- rudas para quien no hubiera profundizado en su impronta y de mirada astuta, era don Jesús un Maestro en mayúsculas, un tipo que bebía de muchas y muy copiosas fuentes y del que -como siempre dijeron el resto de profesores- “solo cabe abrir tu alma y disfrutar de la función”. Forjado a sí mismo, había viajado a Stuttgart a principios de los años 20 para conocer de cerca la pedagogía Waldorf. Leyó y repensó durante toda su vida a los clásicos, demostrando en muchas de sus magistrales clases su profunda admiración por Sócrates. “A veces llego a sentir que le conozco y admiro como si fuera un hermano”, le escuché una vez comentar. Investigó la geometría sagrada y el cine de Buñuel. Se y nos deleitó una y mil veces con el románico palentino. Como en todo, había hecho su propia mezcolanza de ingredientes hasta llegar a su propio guiso docente, donde solamente concebía la educación para cambiar el mundo.

Nos recitó versos de Machado, interpretó obras de Tennessee Williams, nos llevó a lugares insospechados con la dramaturgia de Shakespeare y se detuvo con minuciosidad y profundo amor en todo aquel que hubiera hecho su vida del arte de narrar. 

Abrió la puerta de su clase. Y allí estaban muchos de los que habían sido sus alumnos en -pronto se dice- algo más de 45 años dedicados a uno de los más bellos oficios, además de los otros profesores, el director del colegio e incluso sus cuatro hijos y sus nueve nietos.

“Hasta siempre, don Jesús”, rezaba una colorida pancarta dibujada por los más pequeños. Un sonoro aplauso retumbó en todo el edificio.

Fue en ese momento cuando el hombre de talla minúscula creció y creció hasta comenzar a llenar la sala con su sonrisa, casi tan anciana como honesta. Si aquello se hubiera filmado, sin duda habría sido un contrapicado. El aula se regó de su aura, desbordante de sonrisas y recuerdos entre los que habían discurrido tantas décadas de labor.

– Ustedes, apostaría a que sin quererlo, me dieron la voz desde la que hablar. Pues bien cierto es que nunca tuve un molde para vos. Quise crearlo con mis propias manos para meterles dentro, seguro sabe Dios que lo busqué durante años, hasta darme cuenta de mi enorme error. Malgasté mucha de mi vida -y seguro de la suya- queriendo creer que sería yo quien iba a forjarles. ¡Qué tremendo yerro…! 

Tomó entonces un vaso de agua para ganar algo de tiempo bebiendo, mientras contenía su profunda emoción.

– Así que -continuó- hubo un día en el que me relajé, comprendiendo entonces que esto no iba de aquello y ahí, y solo ahí, comencé a disfrutar de la docencia. La educación está unida al despertar de la conciencia y ustedes, pequeños demonios, bien consiguieron despertar la mía.

 

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Soy fundador y director creativo de la agencia FLUOR Lifestyle. También fundé la Asociación Innovación Audiovisual. Soy autor del cómic ‘100 crisis de un papá primerizo‘, director académico del Curso Superior en Branded Content y Transmedia Storytelling de IAB Spain. Imparto formación en varias instituciones en España y Latinoamérica, como la EICTV. Si te apetece, puedes suscribirte a mi blog aquí, estar atento a mis cursos aquí o plantearnos un proyecto a FLUOR aquí. Gracias por leerme.

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