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Reflexiones

El paquete: algo más que “el Netflix cubano”

Publicado el 11 febrero, 2015

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“Es el Netflix cubano”, me comenta sonriendo irónicamente mi amigo cubano Rigoberto mientras charlo con él. “La capacidad de inventar de la gente es la mayor que he visto en mi vida”, me dice Larissa, mi alumna brasileña.“Es todo un fenómeno, un negocio redondo”, me dice Lázaro, uno de los responsables de comunicación de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de Cuba. “Una red imparable por la que mucha gente está haciendo plata”, añade. “Ofrece la ilusión de que tú estás escogiendo”, me comenta otro.

Pero es algo más. El paquete es, sin duda, es uno de los temas más interesantes que he encontrado en mi reciente viaje a Cuba. Un sistema clandestino de transmisión de cultura digital en un lugar en el que la inmensa mayoría de su población no tiene internet (y, los pocos privilegiados que lo tienen es a muy baja velocidad, insuficiente para descargarse ni siquiera un capítulo de una serie cualquiera).

Qué es el paquete

El paquete es una forma de mirar al mundo desde ese pequeño y autocensurado trozo de tierra, es un modelo de consumo on demand y todo un sistema de economía sumergida que -dicen- mueve más de 20 millones de dólares al año. La rumorología apunta a que hay dos personas que se descargan cada semana todos esos contenidos. Y es que circulan dos paquetes diferentes dependiendo quién sea el distribuidor. Unos dicen que se hace desde Miami y se trae a Cuba cada semana, otros dicen que es alguien desde algún organismo del gobierno que tiene buen acceso a internet… Quién sabe. Probablemente sea más lo segundo que lo primero, dada la rapidez de propagación del mismo. El paquete consta de un terabyte de información de todo tipo: películas, series, novelas, música, programas de humor, documentales… Incluso desde hace unos años el paquete lleva publicidad y la gente está segura de que anunciarse a través del paquete cuesta dinero. Como en Cuba no existe la publicidad, la gente utiliza el paquete para dar a conocer su negocio local (esto también es posible desde hace unos años).

El sistema es sencillo: una persona llega a tu casa con un disco duro, se elige lo que interesa y se paga. El paquete vale cinco dólares el domingo (es más caro porque algunos lo compran para revenderlo), tres el lunes y uno a partir del martes. En Cuba un sueldo medio son 15 dólares al mes, así que tampoco es algo barato precisamente, por lo que entre varias familias se unen para pagarlo habitualmente.

Entendiendo el contexto

Para profundizar sobre este fenómeno, converso con Dean Luis Reyes, profesor en la Escuela Internacional de Cine y TV de Cuba, quien se ha convertido en uno de los expertos sobre esta forma de consumir audiovisual en la isla. “La lógica para entender el fenómeno del paquete es la propia lógica del consumo audiovisual, aquí en Cuba no hay internet ni videoclubs, y solamente teníamos lo que veíamos en la televisión y el cine”, comienza contándome Dean Luis.

A partir de la segunda mitad de los años 80 se hizo patente que eso no bastaba solo y mucha gente se copiaba en vídeo los contenidos de otros países cuando venían. Hay una anécdota famosa que un técnico del ICAIC que ellos mismos llamaban ‘Operación Sub-uso’ y consistía en que cuando los vuelos de las aerolíneas de Panamá hacían escala en Cuba, se recogían las copias de las películas que se ponían en los vuelos, lo trasladaba rápido al edificio del ICAIC en La Habana, se copiaban y se devolvían rápido antes de que el avión despegara de nuevo. Y esas películas luego se ponían a circular en una red estatal ya que no se veían ni en cine ni en televisión.

Cómo se conforma el paquete y cómo llega a los hogares

La gran pregunta es quién crea el paquete en un país sin internet de alta velocidad. “Hay una leyenda urbana que dice que es el propio gobierno cubano”, me cuenta Dean Luis, “pero no hay ninguna prueba que lo demuestre”. Un estudio reciente demuestra que viene de tres lugares. El primero es de internet porque en el paquete, además de música y películas, hay software. “Todo el software que utilizamos en Cuba es pirata, la ausencia de relaciones con Estados Unidos no permite pagarlo aunque quieras”. El segundo es la televisión por satélite. “Hay muchos programas de la televisión de Miami y de México que se consumen mucho en Cuba, nuestra televisión comercial no tiene talk shows ni realities“. Y la tercera la llaman “procedencia desconocida”.

Hay comercios en los que desde fuera se puede leer que pone “Se vende el paquete”. Son tiendas en las que se paga una licencia por vender películas descargadas que en España compraríamos en el top manta.  Allí es legal vender copias de películas en determinadas tiendas. También sucede que al ver una película aparece el teléfono de alguien en subtítulos para que que la gente pueda llamarle y actualizar semanalmente su paquete. El propio Dean Luis Reyes escribió su opinión en el blog del Foro sobre Consumo Cultural en Cuba.

En La Habana hay alrededor de 200 distribuidores del paquete que lo llevan a las casas en bicicletas o motos durante toda la semana. “También hay gente que hace criba y solo se queda con lo más elitista, pero los creadores del paquete dicen que les interesa llegar a la mayor cantidad de público posible, por eso hay de todo”. Incluso las televisiones de los bares emiten videoclips sacados del paquete.

Contenido del paquete

El paquete tiene un terabyte de información semanal. El transportador (una figura que se ha hecho muy famosa recientemente) asegura que toda esa información está revisada para que no haya pornografía, ya que está prohibida en Cuba, ya que la gente puede ir presa o perder el trabajo si son sorprendidos consumiéndola. Tampoco existe ningún tipo de contenido contra la Revolución.

Series de todo el mundo son referencia en Cuba gracias a este modelo de consumo. Es el ejemplo de las españolas ‘Con el culo al aire’, ‘Aquí no hay quien viva’ o ‘Aída’. Recientemente, Paco León ha sido recibido como una estrella en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano porque la gente le ha visto mucho a través del paquete.

Publicidad en el paquete

A partir de los años 90 en Cuba se permitió trabajar por cuenta propia y actualmente ya hay más de un millón de cubanos que se han acogido a esta modalidad. Entonces, los creadores del paquete se dieron cuenta de que pueden hacer negocio allí. La gente paga una tarifa por anunciarse en el paquete. “Hay convocatorias para muestras de salones de arte donde se pide que se presenten proyectos, existe publicidad doméstica: peluquerías, restaurantes, servicios de catering…”. La novelista y poetisa Wendy Reyes escribió hace poco que hasta los realizadores cubanos pagan para que sus producciones estén en el paquete. “Se dice que el funcionamiento del paquete es la lógica del streaming en un país donde no hay streaming”, dice Dean Luis Reyes, “veo lo que quiero, cuando quiero y las veces que quiero”.

Otros debates

“La cuestión de los derechos de autor y el copyright es algo que en Cuba no hemos empezado ni a imaginar”, me comenta, “porque los cubanos entendemos que la cultura es algo a lo que tenemos derecho por el solo hecho de haber nacido”. El acceso a la cultura allí es increíblemente barato (yo mismo fui al cine por ocho céntimos de euro). “Entre los profesores de cine nos intercambiamos películas, es algo habitual entre nosotros, así es como en los 80 y los 90 leíamos libros prohibidos. Los envolvíamos con una hoja del periódico del Partido Comunista para que nadie sospechara nada”.

En definitiva, un tema apasionante que es algo más que el Netflix cubano (en una semana en la que, casual y paradójicamente, Netflix acaba de anunciar que comienza a operar en ese país) y que demuestra que el ser humano, una vez más, idea lo que sea necesario en su búsqueda constante de conocimiento y cultura.

Mi agradecimiento especial a Rigoberto Jiménez por conseguirme un paquete para poder traérmelo a España y poder verlo en detalle por dentro y al profesor Dean Luis Reyes por acceder amablemente a informarme. La entrevista con Dean Luis puede escucharse completa aquí.

Este artículo lo publiqué ayer en Innovación Audiovisual, el blog donde 80 firmas sacamos nuestras ideas a pasear. Todos mis posts en ese blog pueden leerse aquí.

Soy fundador y director creativo de la agencia FLUOR Lifestyle. También fundé la Asociación Innovación Audiovisual. Soy autor del cómic ‘100 crisis de un papá primerizo‘, director académico del Curso Superior en Branded Content y Transmedia Storytelling de IAB Spain. Imparto formación en varias instituciones en España y Latinoamérica, como la EICTV. Si te apetece, puedes suscribirte a mi blog aquí, estar atento a mis cursos aquí o plantearnos un proyecto a FLUOR aquí. Gracias por leerme.

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