Inspiración en mi búsqueda hacia la nueva formación

La semana pasada, Lau Delgado me preguntaba qué cómo iba este tema, que si ya tenía decidido algo. Begoña Ramos me insistió ayer en que si había avanzado sobre esto.

Estoy disfrutando mucho este parón. Llegué a impartir entre 90 y 100 clases al año en varios países y eso -para alguien que vive la formación en una mezcla entre el compromiso y el hobby- es demasiado. El último año, de hecho, me arrastré literalmente por las canchas como ese jugador de baloncesto que no quiere entender que es momento de parar.

Aún no he vuelto a disfrutar apenas dando clase. No he sentido eso de “¡qué bien ha ido, cómo me ha gustado!”. Es muy probable que mis alumnos tampoco. Por eso estoy en estado de letargo, tranquilo, diciendo que no a casi todas las propuestas formativas que me llegan.

Comencé el curso de creatividad de Jaime Buhigas y no pude continuarlo. Volveré a él, sin duda. Me he suscrito al Canal de interacción de Javier Cañada (súper recomendable) y he disfrutado como un niño de sus dos primeros envíos, hasta tal punto de meterle cierta presión el domingo pasado para que enviara su nuevo mail. Estoy valorando hacer el Programa de Diseño de mensaje y narrativa de Instituto Tramontana, he de informarme algo más sobre ello. He comenzado el MOOC ‘Transmedia Storytelling: Narrative worlds, emerging technologies, and global audiences’ de Coursera y de momento es más de lo mismo, no veo nada diferencial aquí. Estoy volviendo a ilusionarme con el recuperado y variado ritmo de publicación de nuestro querido proyecto colaborativo Innovación Audiovisual, donde sigue habiendo joyas en forma de artículos que están sabiendo envejecer y vuelve a haber perlas donde continuar la inspiración. Sigo en contacto con Juanjo Mestre, ahora un poco más lejos físicamente pero siempre cerca en lo personal, que es lo que importa. Pagué un trimestre y llevo unas semanas trasteando en los Cursos de guion de David Esteban Cubero. Me he suscrito a Honos, la newsletter de diseño de Máximo Gavete. Leo a Seth Godin y a Byung-Chul Han cuando el tiempo me lo permite. Disfruté mucho de la conversación que tuve con Antonio Malagón justo antes de que no pudiéramos salir de casa. Paladeo la agudeza de Javier G. Recuenco. Me siento en un banco y observo a los profesores de la Escuela Libre Micael a la que va mi pequeño Álex y compruebo cómo disfrutan de su oficio, rodeados de niños sanos y felices. Sigo profundizando en la Pedagogía Waldorf, “una educación para cambiar el mundo”. Me gustó mucho también Carmen González y el método de Espacio Kikirikí. Leo lo que puedo del prolífico y siempre profundo Daniel Tubau. Y en febrero de 2021 Luismi Barral y yo volveremos a la EICTV a impartir nuestro sexto taller juntos allí, donde aprendemos tanto o más que nuestros alumnos.

Son muchos ingredientes para el guiso que estoy cocinando y en mi cabeza maridan entre ellos. Ahora que lo pienso, cualquiera de estas personas que me inspiran podrían sentarse a hablar sin conocerse y tendrían una estupenda conversación.

Y, visto así también, todo esto poco tiene que ver con muchas de las formaciones que he dado en la última década.

No sé lo que acabaré creando. Pero de lo que sí estoy seguro es que, por fin, será algo sin prisas, con la calma necesaria para que cuando finalmente se abra al público sea algo con lo que de verdad esté satisfecho.

Aún quedan muchos meses, me atrevería a decir que no será en 2020, casi seguro.

Pero, para eso, debo seguir tratando de encontrar esa nueva voz desde la que hablar.

Y esa búsqueda, la verdad, la estoy disfrutando mucho.

Si te interesa estar al tanto de por dónde avanza esto, en su día habilitamos este link. Gracias.